Todos sabemos que la zanahoria es buena para la vista y para ponernos morenos, pero además de estos beneficios esta hortaliza nos tiene guardadas algunas sorpresas menos proclamadas.
La zanahoria forma parte del grupo de alimentos con “efectos prometedores” en la prevención de algunos tipos de cáncer, según señala la OMS en su informe World Cancer Report 2014. Junto con las espinacas y los tomates, hortalizas que también contienen carotenoides, sirven para prevenir el cáncer de mama.
Comerla cruda fortalece los dientes y las encías, ayuda a combatir el estreñimiento y el dolor de estómago por intoxicación, es diurética, rica en potasio y fósforo, fortalece el cabello y las uñas, mejora la calidad de la leche materna,… Definitivamente, sí, hay que comer zanahorias ya sean crudas, al vapor, asadas o licuadas.
Ingredientes
200g de zanahoria (4 grandotas)
125g de garbanzos cocidos (si son caseros mejor)
15g de aceite (2-4 cucharadas)
1 ajo
2 cucharada de tahín
2 cucharadas de zumo de limón
1 cucharadita de comino
1 cucharadita pimentón
cúrcuma (al gusto)
Sal y pimienta
Modo
Precalentar el horno a 200°C mientras se preparan las zanahorias para asarlas. Pelarlas y cortar los extremos, colocarlas en una bandeja y pintarlas con aceite. Espolvorear con sal y pimienta al gusto. Cuando estén tiernas, los extremos empezarán a tostarse, ya estarán listas.
Colocar en un vaso para triturar las zanahorias, los garbanzos, el aceite, el ajo, el tahín, el zumo de limón, el comino, el pimentón y la cúrcuma. Probar y rectificar si sal si hiciera falta. Si queda una consistencia demasiado densa se puede añadir un poco de agua hasta conseguir la textura deseada.
Presentación
Lo que he encontado en la nevera: un poco de cebolla morada y un pelin de cilantro.